lunes, 9 de junio de 2014

El régimen de la insaculación como prueba del proceso de expansión de las oligarquías valencianas

I. Introducción:

La insaculación fue un mecanismo de elección de los cargos municipales en la corona de Aragón, puesto en escena durante el reinado de Alfonso V y mantenido hasta los decretos de Nueva Planta. En este sistema tenían capital importancia los habilitadores o graduadores, que decidían quién podía acceder a los sacos.
Tradicionalmente se ha considerado que de esta manera era la monarquía la que decidía quién entraba y quién no, probablemente debido a la confusión con el racional de Valencia, que enviaba la ceda con los candidatos al municipio valenciano directamente al rey. Con la insaculación el rey podría eliminar a quien no le fuera fiel y crear una oligarquía a su medida que aceptara sus decisiones y, más importante aún, las apoyara. Este último punto es crítico, pues realmente hay que asumir que la monarquía se introducía en el proceso de elección municipal, creando los estatutos, por ejemplo, pero habría que matizar la forma en que la que intervino y las posibles causas de esa actuación.
Siguiendo a Bernabé Gil (1990: 11) “era lógico que la monarquía tratase de asumir algún tipo de control sobre el desarrollo de ese proceso o tratase de capitalizarlo para sus propios fines”. Éll opina que estas actuaciones regias se debían a un proceso de empatriciamiento de las oligarquías, promovido por los grupos hegemónicos para ejercer el monopolio municipal.
Siguiendo con esa hipótesis, ¿por qué la oligarquía que hasta el siglo XV venía ejerciendo el dominio municipal necesita un apoyo para mantener inalterable su estatus? La respuesta lógica debe ser que existían otros grupos con los recursos y la legitimidad (ciudadano, natural, título de generoso o rico hombre) como para acceder al gobierno municipal. Así la insaculación quedaría insertada dentro de los sistemas de promoción de las oligarquías municipales para mantener su propio poder y alejar a los competidores. La propia existencia de nuevos grupos es aval suficiente como para demostrar que hay un crecimiento económico capaz de generar nuevos ricos. Estos nuevos ricos buscarían acceder al poder, y ante los mecanismos de los patricios se verían incapaces de acceder por la legalidad a los cargos municipales, dando lugar a luchas de poder entre oligarquías, llamadas bandosidades por el lenguaje de la época. Pues éstas se generaban por la lucha para acceder al poder de aquellos grupos que pudiendo pertenecer a la elite veían obstaculizado su acceso. A modo de prueba podemos hablar del proceso insaculador en la ciudad de Orihuela, aprobado por la reina en 1445. La insaculación en la capital del sur servía de mecanismo de acceso a los cargos para los conversos (resolvía en parte la lucha de poder), pero al mismo tiempo servía de mecanismo regulador para negar el acceso a los puestos claves de poder a los conversos (Barrio Barrio, 2006-2008). Proceso sobre el que volveremos más tarde, primero resta explicar algo más sobre la introducción de la insaculación en el reino valenciano.

II. Implementación de la Insaculación:


Siguiendo a Antonio Passala i Tejedor (1993: 305-309)[1], parte de los análisis de Vicens Vives, negando que la insaculación fuera una imposición autoritaria y que los desórdenes municipales fueran la excusa de su implantación.

Pero en tema del intervencionismo regio no todo era obra de la corona. Las oligarquías locales valencianas cada vez más excluyentes (y menos representativas que las catalanas) eran las que en multitud de ocasiones lo habían propiciado (Passala i Tejedor, 1993: 302).

Las bandosidades serían en última instancia el elemento que propició la intervención monárquica, pero no de forma absolutista o autoritaria, sino en consonancia con los intereses de la oligarquía que se aseguraba su tranquilidad y la monarquía obtenía su apoyo. “La corona legitima a la oligarquía y actúa como garante de su privilegiada situación obteniendo a cambio su colaboración para la gobernabilidad del reino y en las exigencias de servicios militares y monetarios” (Passala i Tejedor, 1993: 304). El papel legal de la monarquía, su justificación se hallaba en el ejercicio de la Justicia, de esta manera se esperaba del rey que interviniera en los municipios para pacificarlos. Así la insaculación era una solicitud ciudadana para acabar con el monopolio del poder, y posibilitaba a la monarquía aprovechar las disensiones para fortalecer su posición. En conclusión no era una iniciativa plena de la monarquía, sino que utilizaba para mejorar su situación en los gobiernos municipales. La corona no tendió a controlar el proceso electoral, este estaba en manos de los habilitadores, o bien del consell o bien de una comisión elegida por dicho organismo.
Entonces si la monarquía no controlaba las elecciones ¿por qué motivo interviene tanto en el reino valenciano? Probablemente se deba a una mayor patrimonialización de la insaculación debida a un importante proceso de cerrazón oligárquica, originando importantes tensiones entre los oligarcas y obligando a una legítima intervención regia en su solución. De hecho no hubo homogeneidad en el intervencionismo regio y además este no fue generalizado, produciéndose incluso la devolución de las competencias secuestradas, lo cual “desmiente la existencia de una voluntad firme y específica de reforzar el Trono a costa de los municipios” (Passola i Tejedor, 1993: 309)

III. Conclusión: 

Era el comportamiento de las oligarquías una de las principales causas de intervención, y la oligarquía podía asumir incluso con satisfacción tal intervención. Era “un sistema […] hecho a la medida de las oligarquías para asegurar su predominio, […] que se mantenía gracias al apoyo real” (Passala i Tejedor, 1993: 308).
Concluiré poniendo unas ejemplificaciones de lo antedicho. Para el citado caso de Orihuela estudiado por Barrio Barrio. El cómputo realizado para el reino de Valencia es de un aporte poblacional converso del 5% tras los incidentes de 1391, predominante en los ámbitos urbanos. Los judíos habían sido una población rica, dedicada al comercio, las finanzas (banqueros) y las manufacturas de lujo (plateros, relojeros), habían participado incluso en los organismos reales, a título privado, como arrendadores de impuestos, escribanos, bailes (Hinojosa Montalvo: 1984). En fin, una población rica y preparada. Con su conversión ya no había trabas ni para acceder a los oficios reales ni a los cargos municipales. Según el privilegio de Sac i Sort de 1445 los evaluadores de la ciudad de Orihuela eran los 40 consellers, que relegaron a los principales judeoconversos al sac menor. Poniendo el caso de Jacme Limnyana, principal familia judeoconversa de la ciudad, fue relegado al sac menor, a pesar de que en 1449 se le reconoció el título de generoso no pudo optar a cargo caballero hasta 1456, como sobrecequier (cargo que también desempeñaba el sac menor) y no insaculó como caballero hasta 1459. Por tanto la conversión servía de argumento a los munícipes (véase oligarquías) servía para eliminar la competencia de la vida política. Concluye el autor que se produce una remodelación de las estrategias de reproducción de las oligarquías (el estudio de los sacos refleja la pujanza de ciertos sectores, comerciantes y artesanos) y la reacción contra la competencia de los veterocristianos. Es una problemática urbana por el control de los cargos de poder locales.
Tomando de base el sur del reino, Játiva alcanzó el privilegio de insaculación en 1427, Villajoyosa en 1443, Orihuela en 1445, Alzira y Castellón en 1446 y Alicante en 1459. Vemos que son municipios de realengo, de cierta importancia todos y que el proceso tiene un centralismo en los años 40, siendo ya ocupada la plaza de Nápoles (1442).
Finalmente, en 1459, reinando ya Juan II, fue la propia ciudad de Orihuela la que solicitó y consiguió del monarca que se renovara el privilegio de insaculación, el anterior tenía una duración de ocho años, el nuevo de 100 años. Como se puede apreciar por esta afirmación las oligarquías vieron en este sistema un apoyo incuestionable a su dominio y al control de los grupos emergentes, que fueron relegados al saco menor hasta que la intervención real los alzaba al saco mayor o al de los caballeros, verdaderos sires de los municipios.

Reino de Valencia. 1607.
Fuente: http://www.zonu.com/fullsize2/2010-11-02-12482/Mapa-del-Reino-de-Valencia-del-ano-1607.html  




[1] IV. Interrogantes a partir del caso valenciano.

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